Rimmon Sefarad, que significaría “Granada
de España”, es el nombre con el que el pueblo judío conocía a la ciudad en la
que se asentaron en los primeros siglos de nuestra era. El vocablo hebreo
rimmon, al igual que el árabe rumman, hace referencia a la fruta del granado. Esto da pie a pensar en un posible origen judío del nombre de nuestra ciudad, extremo en el que los historiadores aun no se han puesto
de acuerdo como ya vimos. El de los sefardíes fue un pueblo que en Granada gozó
de posiciones privilegiadas en ocasiones y sufrió persecución y muerte en otras
además de, a diferencia de ciudades como Córdoba o Toledo, la condena al olvido
absoluto de su paso por una ciudad que, no por nada, el historiador árabe Ahmad al-Razi llamó en
el siglo X “Granada de los judíos”. Vamos a dar ahora un paseo por la historia
de este pueblo y por Granada tras las huellas difusas de su judería.
Se cree que la llegada de los
primeros judíos a la Bética se produjo en el siglo II a.C, aunque los datos
ciertos más antiguos que conservamos de su presencia los dan las actas del
Concilio de Elvira en el siglo IV. Varios de los cánones aprobados entonces se
refieren a la relación entre cristianos y judíos, promulgando la separación
entre ambas religiones. Pocas noticias se tienen de ellos hasta la invasión musulmana en el año 711. Es asunto de
controversia la presunta ayuda prestada por los judíos a los árabes, que ellos
consideraban libertadores de la represión religiosa de los últimos años de
gobierno de los visigodos. Por entonces Granada, la vieja Florentia Iliberritana romana era un pequeño asentamiento, en el que la población
judía era mayoritaria, y Elvira la ciudad principal. Pero ¿a qué se debe la
importancia de esta comunidad?, ¿pudieron trasladarse los judíos a diez
kilómetros de la capital para garantizar la efectiva separación entre
religiones que promulgaran los conciliares cuatro siglos antes? Lo cierto es
que los conquistadores árabes la
tuvieron por una ciudad judía, de ahí que se la llamaran Garnata-al-Yahud,
“Granada de los judíos”. Durante el Califato se convertirá en una de las principales comunidades judías de Al-Andalus,
dedicados a la artesanía y el comercio. Destacaron también en las artes y las
ciencias o en la política, sobretodo en el siglo XI durante el gobierno de la
dinastía Zirí, con Samuel Ibn Nagrella como visir real. En 1066 son asesinados
cerca de 4000 judíos, entre ellos el visir José Nagrella, hijo de Samuel,
acusados de conspirar contra el rey. La llegada de los almorávides en 1090 mejora
momentáneamente su situación pero en 1147 estos son derrotados por los
almohades que perseguirán duramente a la comunidad de Granada. La situación mejora
con el ascenso al poder los nazaríes, con cuya protección prospera y crece de
nuevo, desempeñando cargos de responsabilidad en la corte. El fin de dicho
reino coincidirá con el de la estancia de los judíos en España. El 31 de marzo
de 1492, los Reyes Católicos ordenaban su expulsión definitiva de sus reinos.
El edicto, conocido como “Decreto de la Alhambra” se firmó paradójicamente en
la “ciudad de los judíos”.
Expulsión de los judíos, Emilio Sala Francés (1889)
Hisn ar-rumman, “el castillo del Granado”, fue la fortaleza militar que sobre la margen derecha del rio
Darro edificaron los musulmanes sobre los restos arquitectónicos de Florentia
Iliberritana. Al otro lado del rio se extendía el barrio judío, un asentamiento
en altura para facilitar su defensa, situado sobre la colina del Mauror. Desde
la cima de esta se distribuían las viviendas de una sola planta abarcando desde
el barranco de la Sabika o Cuesta de los Gomérez hasta la Antequeruela, con el
paso del tiempo iría ampliándose a la vez que la ciudad en dirección a las
orillas del rio. Para la vigilancia y control de tan poblada zona, se edificó a
finales del siglo VIII el Hisn Maurur o Torres Bermejas. La situación exacta de
su sinagoga es otra incógnita, existiendo hasta tres hipotéticos
emplazamientos. Uno sería la actual iglesia de San Cecilio, en el extremo Sur
del barrio. La iglesia de San Matías o la antigua Capitanía General son otros
de los emplazamientos que se han sugerido. Pero ningún rastro queda de ella
como del resto de la judería salvo el único aljibe que existe en el Mauror, el
de Rodrigo del Campo. Los Reyes Católicos mandaron demolerla por completo perdiéndose
toda huella de su existencia. Este hecho unido a las contradicciones existentes
entre las fuentes, por ejemplo el viajero alemán Jerónimo Munzen la sitúa en
los terrenos en los que se construyó el Hospital Real al otro lado de la medina
granadina, hace que sepamos muy poco de nuestra judería.
Iglesia de San Cecilio, Granada
Pasear por las callejas de las
zonas altas del Realejo y el Mauror desde la Cuesta de Rodrigo del Campo,
siguiendo por Paredón de Jesús de las Penas y la calle Aire Alta hasta Torres
Bermejas, o continuar hasta San Cecilio por Plegadero Alto nos ofrece una
visión desconocida y diferente de uno de los barrios más antiguos, si no el que
más, de Granada.
Para saber más: recomendamos los libros “Garnata al-yahud, (Granada
en la historia del judaísmo español)” de David Gonzalo Maeso y “La Granada judía:
(Granada en la época de Semu'el Ibn Nagrela)” de María José Cano, que han
servido de bibliografía para la realización de esta entrada.