Y llegó el último día, una jornada previamente planificada que pondría fin de una manera pacífica a una guerra que hacía diez años que comenzó. Era viernes y las tres de la tarde era la hora elegida para la rendición de la ciudad. Los primeros en salir del campamento de Santa Fe es la orden de Santiago guiada por el gran maestre y preceptor de León, Monseñor Gualterius de Cárdenas, con 500 caballeros y 3.000 peones bellamente engalanados. De asombro sería su camino hacia Granada, la vega ganaba en hermosura cuanto más se acercaban al destino. En las afueras de la ciudad fueron recibidos por reconocidos capitanes de la corte granadina quienes les guiaron hasta los palacios reales de la Alhambra. Tal y como iban entrando por las puertas estas eran tomadas en poder con toda libertad y sin ninguna resistencia, así hasta completar el control total de las tres cercas de Granada y la de la ciudadela real. Entre llantos y lamentos en alguna sala del Mexuar o del Palacio de Comares sería el lugar donde definitivamente la dinastía nazarita, después de más de dos siglos de soberanía sobre el sureste de la península, entregaría las llaves de la Alhambra rindiendo vasallaje y reconocimiento a la monarquía católica. Tras esto, toda la familia nazarita y sus séquitos abandonarían los palacios mientras el preceptor celebraría la primera misa presumiblemente en el oratorio del Mexuar. Dejando una guardia de nobles caballeros custodiando la casa real comandados por el conde de Tendilla, se dirigió el preceptor de la orden de Santiago a la torre más alta de la Alhambra, se piensa que es la Torre de la Vela aunque también pudo ser la del homenaje o la de Comares, para levantar sobre los cielos granadinos el símbolo de la cruz. Esta cruz se levantó tres veces mientras varios clérigos entonaban el Te Deum laudamus, representando con este gesto el cambio a la nueva religión. Todavía hoy se conserva la insignia aunque muy reformada en la catedral de Toledo conocida como la cruz del cardenal Mendoza quien la dejó en la seo primada toledana. A la vez que esto ocurría, el grueso del ejército cristiano con el rey Fernando a la cabeza que estaría en un lugar cercano a la ciudad, cayó devotamente arrodillado ante la cruz alzada, señal de que la ciudad había sido tomada.
Cruz de Mendoza en el Corpus
de Toledo.
La reina Isabel no presidió este momento ya que se encontraba en la vecina Armillat guardándose de un posible ataque inesperado. Después de ser alzada la cruz fue tremolado otras tres veces el estandarte del apóstol Santiago y por último fue ondeado otras tantas el pendón de Castilla a la vez que simbólicamente hacían reverencia hacia la cruz y el pendón de Santiago. Finalizados las tremolaciones de las banderas un heraldo comenzó a decir en castellano las siguientes palabras: “Santiago, Santiago, Santiago; Castilla, Castilla, Castilla; Granada, Granada, Granada, por los muy altos, muy poderosos señores Don Fernando y Doña Isabel rey y reina de España que han ganado esta ciudad de Granada y toda su tierra por fuerza de armas de los infieles moros con la ayuda de Dios y de la Virgen gloriosa su madre y del bienaventurado Apóstol Santiago y con la ayuda de nuestro muy Santo Padre Inocencio VIII, socorro y devoción de los grandes prelados, caballeros hidalgos y comunidades de su reino” Estos hechos son el origen del polémico rito público que en la actualidad se conmemora cada 2 de Enero en la consistorial plaza del Carmen que ha sobrevivido a lo largo de los tiempos con la diferencia del primer acto en el lugar y en la bandera a tremolar ya que la de la actualidad es una pieza del siglo XVII. El pendón que estuvo en las torres de la Alhambra el 2 de Enero de 1492 posiblemente fuera el guión de los Reyes Católicos que se expone en la Capilla Real y que fue donada por el mismo rey Fernando a la regia sepultura.
Aunque toda la cristiandad celebraba solemnes festejos de tan importante victoria y la de su consecuente resultado político para la unidad territorial de la nación, la ciudad de Granada estuvo en los años inmediatos a la conquista triste y callada. No sería hasta cinco lustros después cuando la ciudad celebraría la conmemoración de la toma. Al morir el rey Fernando en 1516, dejó escrito en su testamento que a partir del año siguiente y para siempre se hiciera una procesión el 2 de Enero de cada año para conmemorar la toma de Granada. En dicha procesión debería figurar el pendón y la espada del rey que fueron usadas por este en la conquista de Granada y entregadas por su segunda mujer Germana de Foix al capellán mayor de la capilla real. Si bien no se celebraría la procesión hasta 1519 ya que dicho capellán no quiso entregar las insignias reales hasta el punto de desaparecer con ellas siendo recuperadas al poco en Valladolid. Así llegado el segundo de Enero de 1519 se celebró la primera conmemoración del acontecimiento histórico. El acto comenzaba con el recibimiento en la capilla real de las personas encargadas de portar el pendón, la espada y la corona de la reina Isabel, por los miembros del cabildo catedralicio y de la capellanía. Tras esto salía la procesión por la puerta principal de la Catedral para recorrer las plazas de las Pasiegas y Biba-Rambla, la calle Zacatín, varias estrecheces de la Alcaicería y tras pasar por la casa del Alcayde volver por la fachada de la Capilla Real a la puerta principal de la Catedral donde se celebraría misa y serían devueltas las insignias a su lugar. Como vemos poco ha variado la raíz del significado a lo que se celebra en la actualidad si bien la fiesta ha tenido algunos altibajos a lo largo de la historia, épocas de máxima solemnidad, comprendiendo hasta seis días de celebraciones y otras de decadencia llegando casi a punto de desaparecer.
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