En esta última entrada de las tres que hemos querido dedicar al IV centenario de la erección como parroquia del templo de Nuestra Señora de las Angustias, nos vamos a centrar en el palacio celeste donde mora la sagrada imagen de la Virgen. La creciente devoción hacia la imagen de Nuestra Señora de las Angustias entre la población granadina de los siglos XVI y XVII fue el principal factor para la construcción de un nuevo templo que albergara la milagrosa imagen. Como ya hemos visto, de la primitiva ermita erigida en torno a la pintura considerada como obsequio de la reina Isabel la Católica, se pasó a construir un nuevo templo parroquial en el reciente barrio creado en torno a las orillas de los últimos tramos del río Darro. Con la finalización del templo actual en 1671, la hermandad aúna todos sus esfuerzos en levantar el magnifico conjunto barroco que componen la estancia de la Sagrada imagen: el retablo y el camarín, siendo este último el primero en contratarse.
En cabildo de la Hermandad de la Virgen de las Angustias de tres de mayo de 1690 se informa de la intención de ampliar el testero de la nueva iglesia hasta las mismas orillas del Darro para la construcción del camarín. El conjunto se compone de tres estancias, una central y más elevada que constituye el camarín como tal abriéndose al templo mediante el ventanal del retablo, y dos antecamarines a ambos lados de la sala principal comunicados con esta mediante amplios vanos escalonados. Bajo el camarín se construiría una bóveda de enterramiento. La fábrica de la obra se terminaría en 1691 aunque no sería hasta cinco décadas después cuando quedaría concluida de manera total la fastuosa decoración del camarín. La falta de financiación haría que hasta 1703 no se comenzará la labor de ornato, estando dirigida la obra por Juan de Ména y como maestro cantero Francisco Navajas. En 1709 se paralizan las obras, volviéndose a reanudar en 1711 sin Mena y Navajas que habían sido despedidos. Se recurre entonces al lucentino Francisco Hurtado Izquierdo, maestro mayor de la Catedral de Granada, el cual ya había concluido la majestuosa Sancta Sanctorum de la cartuja granadina donde se observa el éxito de los mármoles policromados y que tendrá en el conjunto del retablo-camarín de las Angustias su cota más alta. Con la llegada de don Juan de Lizana y Franco como nuevo comisario para la gestión de la construcción del camarín, las obras cobraría el definitivo impulso siendo este quien sufragaría la mayor parte del coste. Con él grandes artistas de la época trabajarían en el camarín como José Risueño, Fernández Raya o el Maestro José Hidalgo quién realizaría el programa pictórico de los antecamarines. El 28 de septiembre de 1742 sería bendecido el camarín quedando entronizada la imagen y realizándose una procesión extraordinaria a la Catedral.
El camarín aparece dentro de la inmensidad del templo como un palacio celeste, entre la tierra y el cielo. Para esto el barroco aquí acaricia el rococó, la minuciosa delicadeza de las piezas de jaspes y un cuidado programa iconográfico entorno a la imagen centran la estancia. De principal interés es la solería, ejecutada por Isidro Navarro en 1725 con mármoles de diferentes tonalidades traídos de Luque, Campanillas y Sierra Elvira. Su dibujo central representa la intercesión de la Virgen, simbolizada por siete estrellas aludiendo a sus siete dolores, para alcanzar la eternidad de los tiempos, representada por un sol y una luna en plenitud. En cada esquina se sitúan dos columnas salomónicas de piedra negra de Sierra Elvira las cuales soportan cuatro arcos donde se asientan la bóveda. Sobre las pechinas aparecen cuatro personajes relacionados con la pasión de Cristo: María Magdalena, San José de Arimatea, María Cleofás y San Juan Evangelista. A ambos lados de la bóveda se añadieron dos episodios pictóricos referentes a la historia reciente de la Hermandad. En uno se muestra la coronación canónica de la Virgen el 20 de septiembre de 1913 y en el otro el incendio de 1916 donde milagrosamente se salvó la sagrada imagen. La talla descansa sobre un esbelto trono de mármol realizado con piedra roja de Cabra por Marcos Rodríguez Raya considerado como uno de los seguidores mas cualificados de Hurtado Izquierdo.
Las dos estancias que acompañan al camarín, los antecamarines, complementan a través de los distintos frescos que los adornan la iconografía de la Titular. En el primer antecamarín, encargado por expreso deseo del mecenas del camarín don Juan de Lizana, se nos muestra los misterios proféticos de la pasión; también aparece reflejado el donante de la obra rodeado de distintos santos de especial devoción por este. En el segundo antecamarín se desarrollan temas propiamente de la pasión de Cristo, la despedida de Cristo de su madre, la coronación de espinas, Jesús con la cruz a cuestas, el calvario y el descendimiento son los temas aquí reflejados. Todo un conjunto el de los tres espacios dedicados a los siete dolores de la virgen María que a la vez sirven como joyero para la devoción de todos los granadinos.
Primeras reglas de la Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias.
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