En lo más alto de la colina del Mauror, en cuya falda se extiende el granadino barrio del Realejo, y frente a la alcazaba alhambreña se sitúa una de las primeras fortalezas de la antigua ciudad. En efecto, el reducido castillo del Mauror o Torres Bermejas de privilegiada posición fue levantado sobre una atalaya vigía que conectada con la primitiva alcazaba garantizaba la seguridad sobre la población judía que se concentraba en esa zona, algunas partes del edificio actual pueden corresponder a finales del siglo VIII o principios del IX aunque fue reconstruido como fortaleza bajo mandato nazarí en el siglo XIII por el sultán Muhammad I que para su construcción utilizó lapidas del antiguo cementerio judío. Su nombre se debe al color rojizo que adquieren los gruesos muros de las torres.
El acceso al recinto se realiza por una puerta de medio punto situada en un paño de muralla entre dos de sus tres torres, aunque su entrada original se efectuaba mediante un puente levadizo del que aunque desaparecido aún hoy se pueden observar restos de su mecanismo. Junto a estas dos grandes torres se emplaza otra tercera de menor tamaño y contiguo a estas encontramos un baluarte artillero con un patio y un aljibe de época posterior, las vistas desde aquí sobre la ciudad son simplemente espectaculares. Durante el pasado siglo XX el recinto se utilizó como prisión militar hasta ser adquirido por el Estado y llevado a cabo sus últimas restauraciones. En la actualidad el recinto permanece cerrado, si bien hay un proyecto por el Patronato de la Alhambra para acondicionarlo a su visita y otros usos culturales.
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