Para
situarnos en el contexto histórico de la España del siglo XV y conocer los pensamientos y motivaciones de
los principales participantes en la conquista de Granada tenemos un documento, de
carácter más político que religioso, que nos puede aclarar el punto de vista
castellano. Es el oficio “In festo deditionis nominatissime urbis Granate” u
oficio de la Toma de Granada. Su autor es fray Hernando de Talavera, confesor
de Isabel la Católica y primer arzobispo de Granada, uno de los personajes
clave en la organización de la Granada pos islámica. Se estima, por la
correspondencia conservada entre el arzobispo y la Reina, que fue compuesto entre
1493 y 1494 como acción de gracias por
la rendición del último bastión musulmán en la península ibérica. Se conservan
copias en un cantoral en el archivo parroquial de Santa Fe así como en el
archivo de Simancas. El tipo de música utilizada, también atribuida a Talavera,
es el canto llano. Esta pudo ser una de las razones que motivó que su
utilización fuera muy breve en el tiempo, ya que cuando en 1516 se define el ceremonial del día 2 de enero la música polifónica había sustituido al canto llano en las celebraciones.
Un
oficio eran las oraciones que la comunidad cristiana realizaba, rezadas o
cantadas, a lo largo del día, siete en total culminando con la celebración de
la misa, siendo diferentes según las distintas festividad. Si bien en un
principio estas celebraciones eran eminentemente religiosas, en la sociedad
teocrática de la Edad Media surgió la costumbre de conmemorar igualmente
acontecimientos cívico-religiosos como este. Hay que tener en cuenta que cuando
Talavera compone estos textos la mayoría de la población granadina profesaba
aún la fe de Mahoma. Si bien el arzobispo cumplió escrupulosamente las
clausulas de las Capitulaciones que permitían a los habitantes de la ciudad
mantener su credo, no renunció a atraerlos a la que consideraba “Verdadera Fe”
de motu proprio y no por la fuerza. Las lecturas y oraciones escogidas van
encaminadas en este sentido. Dos son las ideas principales sobre las que gira el
texto y que nos muestran la forma de pensar de aquel tiempo, la primera es la
intervención directa de Dios en la rendición de la ciudad movido por la fe de
los conquistadores. Así dice en la primera antífona “Celebremos el día solemne
en que Dios…puso para sus hijos lo más alto de los enemigos como estrado de sus
pies”. Señala además la perdida de la ciudad como prueba de la errónea fe de los
musulmanes.
Fray Hernando de Talavera, Juán de Valdés Leal
La
segunda idea es la necesidad de conversión y aceptación de los dogmas de la fe
cristiana que como se afirma en el himno de laudes “frecuentemente niega el
mahometano”, lo cual supone su condenación ya que “luchando el Verbo Supremo,
mediante la diestra del rey Fernando, libera el Reino de Granada”. Como vemos,
la Guerra se consideró como una nueva cruzada al estilo de las que
en siglos anteriores habían intentado reconquistar Tierra Santa con la que el texto
compara a Granada denominándola como la “nueva Jerusalén”, la “tierra prometida”
que Dios ha arrebatado a los infieles para entregársela a sus hijos.
Estas
ideas, que hoy en día chocan frontalmente con nuestra mentalidad, eran sin embargo
en su día lo normal en ambos bandos. El error de quien critica nuestra fiesta de la Toma reside en creer que
con ella las reafirmamos. Los granadinos celebramos nuestro día de esta manera simplemente porque así lo hicieron nuestros antepasados, es lo que el
diccionario de la Real Academia Española define como “Tradición”.
Como curiosidad: el oficio fue grabado por Schola Antiqua en
2008 bajo la dirección de Juan Carlos Asensio con la producción de Eduardo
Paniagua, pudiéndose escuchar en Spotify.
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