Concluiremos nuestro paseo subiendo la Calle Real hasta llegar al Parador Nacional de San Francisco, antiguo convento de franciscanos que fuera el primero en fundarse tras la conquista gracias a una promesa de los monarcas castellanos al santo de Asís. Situado en el secano de la Alhambra, a el accederemos a través de un amplio compas ajardinado. Se levanta sobre un antiguo palacio nazarí construido en la época de Muhammad III a principios del siglo XIV, su planta era similar a la del Generalife con un patio alargado con acequia y pabellones en los extremos. Los avatares, vicisitudes, exclaustraciones, expolios, ruinas y restauraciones que sufrió el edificio necesitan ser analizadas detenidamente en otra ocasión, hoy nos detendremos en lo que queda de su capilla.
Junto a la puerta de entrada al hotel contemplaremos el campanario del siglo XVIII antes de penetrar `por la puerta que se abre a la única nave de la iglesia. La bóveda que la cubría desapareció en el siglo XIX, no habiéndose recuperado posteriormente y alzándose en la actualidad en su interior esbeltos cipreses. A la derecha se abren arcos que comunican con el antiguo claustro dieciochesco, hoy convertido en restaurante. A la izquierda podremos observar una pequeña capilla con retablo barroco y algunas lapidas conservadas de los enterramientos tanto de frailes como de nobles que aquí existieron. Pero destacaremos sobretodo el crucero y capilla mayor al fondo de la nave de la que las separa un arco nazarí profusamente decorado. Para el crucero se aprovechó una Quba cubierta con una bóveda de mocárabes, la capilla mayor al fondo era el mirador del palacio que se abría y aun lo hace sobre los jardines mediante tres arcos sobre columnas de mármol con celosías, también con decoraciones de arabescos y cubiertos con bóveda de mocárabes. A ambos lados del crucero se abren arcos que comunican con dos capillas laterales cubiertas con armaduras de madera renacentistas. Es esta parte del ex-convento la que mejor ha conservado su fisonomía original nazarí, perdida tras las obras realizadas en 1729 que dieron paso al edificio que nos ha llegado en el que solo se han podido encontrar restos aislados de decoraciones a parte de estas tan bien conservadas de la capilla.
Este oratorio fue nada menos que el primer y provisional enterramiento de los Reyes Católicos, aquí fueron depositados mientras se terminaba de construir la Capilla Real como reza una lápida de mármol en el suelo. Así lo hizo constar la Reina en su testamento, dado en Medina del Campo (Valladolid) en 1504. En el expresaba su deseo de descansar aquí en una sencilla sepultura vistiendo el hábito franciscano, dejando autoridad al Rey Fernando de cambiar esta voluntad a fin de descansar juntos para la eternidad. Sus restos fueron inhumados el 18 de Diciembre de 1504, tras un viaje de 23 días desde tierras castellanas. El 6 de Febrero de 1518 seria el turno del Rey, cumpliendo la voluntad de su esposa. Finalmente, acabada la Capilla Real, el Emperador Carlos V mandará en 1521 el traslado solemne de sus restos al regio edificio. Posteriormente también sirvió esta capilla desde 1523 como sepultura para los Condes de Tendilla, Alcaldes de la Alhambra.
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