miércoles, 29 de mayo de 2013

La Fiesta de los Sentidos


Multitud entusiasmada
de semblanza nada seria
cubre el campo de Granada
y apresura la jornada,
por ver su Corpus y Feria
Antonio Joaquín Afán de Ribera
Fiestas populares de Granada

Sacándole tiempo al tiempo, precisamente eso es lo que ahora queremos dedicar a la Fiesta Mayor de Granada, la Feria y Fiestas del Corpus Christi. En cierta ocasión un catedrático de historia de la Universidad de Toledo se refirió al Corpus de la Ciudad Imperial como la fiesta de los sentidos. Esta definición bien podríamos utilizarla nosotros para hablar igualmente de nuestra celebración en siglos pasados pero también, como un reflejo de aquellos, en la actualidad. Resulta paradójico que la fiesta religiosa de un misterio de la fe, que por definición es algo que no se puede comprender a través de nuestros sentidos, se revista de toda la parafernalia barroca que embota, exalta y confunde nuestra percepción. En siglos pasados nuestra ciudad se transformaba en un lugar idílico, calles y plazas se revestían de hierbas aromáticas, músicos y cantores, arcos de triunfo, entoldados, colgaduras y monumentales altares efímeros convertían lo terrenal en celestial por uno días en lo que a lo religioso se refiere. También la Feria, por añadidura, transformaba y transforma Granada, que se traslada a esa ciudad en pequeño que es el ferial, antiguamente lugar para la compraventa de ganado, hoy dedicado al ocio. Pero volvamos a los sentidos y a lo que estos días nos muestran:


Gusto. El de la rica gastronomía de nuestra tierra en unos días en el que el ambiente y la climatología invitan a echarse a la calle, de las tradicionales barretas duras o blandas, de las manzanas recubiertas de caramelo o el algodón de azúcar.
Oído. El de la música, desde la más tradicional a la más moderna en las casetas o las charangas que acompañan a la Tarasca el miércoles de Feria, hasta la más solemne que envuelve el paso de la procesión del Jueves de Corpus.


Olfato. Sin duda el olor de las hierbas aromáticas que alfombran el recorrido oficial de la Custodia granadina, de las plantas en maceta en el patio de la Casa Consistorial o los  que acompañan a las viandas antes referidas.
Vista. El sentido primordial, el que más nos aporta. Interminable sería enumerar todo lo que entra a través de nuestros ojos estos días, carocas, balcones, escaparates, altares, trajes de época, gigantes y cabezudos, ricos bordados o antiguas piezas de arte son unos pocos ejemplos de lo mucho que Granada nos muestra.



Terminamos insistiendo en la idea que ya en anteriores ocasiones hemos expresado, tenemos una fiesta digna de conocer, grande pero mejorable, a la que no sacamos todo el partido que podríamos. Si bien no son tiempos propicios para el engrandecimiento de la celebración, no olvidemos lo que los libros de historia nos cuentan, que no es otra cosa que el esplendor con que Granada celebró la Solemnidad del Corpus Christi a lo largo de su historia.

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