Es
una tradición fuertemente arraigada en estas fechas en la capital granadina el
llamado mercadillo de otoño que se celebra el último fin de semana de
septiembre en los alrededores de la Fuente de las Batallas al amparo de las
fiestas principales y procesión de la patrona granadina, la Virgen de las
Angustias, a la que estamos dedicando esta serie de entradas en estos días.
Conocido ya un poco más del arte que la rodea
en su fastuosa iglesia, cambiamos ahora la temática y nos vamos a la gastronomía
para conocer otra de las tradiciones de estas fiestas.
En
los puestos del mercadillo de la Puerta Real lo más demandado son las
tradicionales “Tortas de la Virgen” que encontramos rellenas de cabello de
ángel, chocolate o crema y frutos secos, pero también otros dulces más
habituales a lo largo del año. Sin embargo destaca el variado surtido de
productos que se recogen en estas fechas que se nos ofrece. Así encontramos
desde la caña de azúcar traída desde la vega de Motril hasta higos chumbos,
nueces, castañas, almendras, dátiles, pasas, membrillos, acerolas, majoletas,
azofaifas, granadas… los frutos del otoño que da la tierra granadina. Gusta el oriundo
de pasear en estos días por el centro de Granada para visitarlos, pero también
los foráneos que se trasladan desde las provincias limítrofes donde la devoción
a las Angustias se encuentra muy extendida, y los que desde los pueblos
cercanos y no tan cercanos, recorren a pie la distancia que los separa de la
capital, incluso desde Motril en un recorrido que implica varias jornadas de
camino hasta la iglesia de la carrera. Granada celebra de esta otra forma, más tranquila
que una feria, a su patrona aprovechando el llamado veranillo del Membrillo o
de San Miguel.
Y junto
a los puestos de frutos y tortas también encontramos los habituales vendedores
de nardos, la flor de la Virgen, que con su olor completan el cuadro típico que
estos días ofrece el centro granadino como pórtico del otoño.
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