El
Valle de Lecrín nos ofrece multitud de parajes y rutas para desconectar de los
quehaceres diarios y disfrutar de la naturaleza, hoy proponemos un pequeño pero
intenso recorrido que nos permitirá admirar una de las mejores vistas de la
comarca, Sierra Nevada y las Alpujarras desde la cima del cerro Chinchirina
donde se encuentra la ermita del Santo Cristo del Zapato.
Vista desde la Ermita del Zapato de Talará
La
curiosa advocación de esta imagen tiene bastante popularidad en la zona de Lecrín
pues también se venera en el cercano Talará donde encontramos otra ermita a él
dedicada. Ambas son copias de la original de la ciudad de Lucca, Italia, traída
a tierras granadinas en el siglo XVIII. En el convento de San Antón de la
capital también podemos encontrarla en una capilla rodeada de exvotos.
Volviendo a Lecrín, según nos acercamos por la Autovía de la Costa Tropical a
nuestra derecha se atisba un prominente punto blanco en la Sierra de los Güájares,
cogeremos la salida de Béznar, para
después tomar la carretera que sobre la presa del embalse del mismo nombre nos
lleva hasta Pinos del Valle o Pinos del Rey como se llamó entre 1884 y 1936 en
agradecimiento a Alfonso XII por destinar una partida de dinero para reconstruir
el pueblo tras el Terremoto de Alhama. Este es el núcleo principal de población
del municipio de El Pinar, del que también forman parte Ízboz, su anejo
Acebuches y el despoblado en la actualidad Tablate. La existencia de dos
iglesias, la Mudéjar de la Inmaculada y la Neoclásica de San Sebastián, da cuenta
de lo numerosa que fue su población en siglos pasados. Recomendamos visitar
ambas aprovechando la ocasión.
Iglesia de la Inmaculada
Iglesia de San Sebastián
Nuestros
pasos nos conducen al barrio alto desde el que divisamos ya el pinar que nos
dará sombra durante nuestro paseo. Al pie del cerro los carteles nos indican la dirección que debemos tomar, poco más de dos
kilómetros nos separan de nuestro destino, pero no debemos confiarnos ya que la
pendiente es considerable: 15% de media, y el terreno complicado a veces. Zigzagueando
ascendemos bajo el entoldado natural hasta que este se interrumpe poco antes
del final, el último tramo ya sobre el promontorio de roca blanqueada nos
conduce por unos peldaños hasta la reconstruida ermita. La primitiva se edificó
en el siglo XIX, ampliándose en 1925. En febrero de 2009 la caída de un rayo la
destruyó por completo, reconstruyéndose al año siguiente.
La
construcción es muy sencilla, una pequeña capilla con tejado de baldosas
cerámicas en cuyo interior se guarda una copia del cuadro original, sobre ella
se eleva una gran cruz blanca. Las vistas desde aquí son únicas, a nuestros
pies el Valle de la Alegría y a lo lejos Sierra Nevada en su Vertiente Sur, a
nuestras espaldas la comarca de los Güájares. El viento silba en nuestros oídos
desde estas alturas, 1059 m sobre el nivel del mar, arriba sobre nuestras
cabezas las rapaces no pierden detalle de lo que hacemos estos “animales” que
permanecemos pegados a la tierra. Hora de volver, no sin antes dejar encendida
una vela al Cristo del Zapato, la bajada castiga nuestras articulaciones y se
hace lenta para evitar tropiezos. Al pie del cerro una zona ajardinada junto a
un manantial, de cuya hermosa leyenda nos da cuenta un azulejo, y los antiguos
lavaderos públicos nos permitirá descansar y refrescarnos una vez finalizado
nuestro recorrido.
Para saber más: no
recomendamos en esta ocasión ninguna bibliografía sino acercarse directamente a
conocer Pinos del Valle, no quedaremos defraudados. Enlazamos, eso sí, algunas
entradas de blog de otras personas que han realizado esta excursión (VER 1, 2 y
3) así como de las noticias sobre la destrucción y reconstrucción de la ermita
que recoge el portal Adurcal.
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