viernes, 21 de enero de 2011

El Carmen de los Mártires (I). El Corral de Cautivos


En época nazarí, la población de religión distinta a la islámica en Granada se reducía a viajeros o comerciantes y principalmente a los cautivos. Estos, en su mayoría castellanos habitantes de las tierras limítrofes con Granada, eran hechos prisioneros durante las frecuentes refriegas y escaramuzas que se producían entre ambos reinos. Un interesante documento gráfico sobre este tema se encuentra en la denominada “casa de las pinturas” del Partal de la Alhambra en la que se observa una escena del regreso de soldados con cautivos cristianos, siendo este uno de los pocos testimonios nazaríes sobre el tema. Más numerosas son las fuentes cristianas como las que afirman que en el momento de la toma por los Reyes Católicos había en Granada entre setecientos y mil quinientos presos, “pocos” ya que muchos otros murieron durante su cautiverio. Como curiosidad, si visitamos la ciudad de Toledo podremos ver colgadas de la fachada del Monasterio de San Juan de los Reyes las cadenas de estos, que fueron mandadas colocar allí en recuerdo y acción de gracias por su liberación. Para albergar a un número tan importante de personas, aunque la comodidad de los prisioneros no era precisamente prioritaria, sería necesario disponer de un amplio espacio acondicionado para ello.

Monasterio de San Juan de los Reyes, Toledo

Este se situaba en la denominada loma de Ahabul que iba desde Torres Bermejas hasta la puerta de los Siete Suelos que entonces se llamaba Bab-al-Guduz, la puerta de los pozos, por existir en esta zona numerosos silos que pudieron servir como almacenes o mazmorras, o ambas cosas. El viajero alemán Jerónimo Munzen pudo verlo en persona en 1494 y lo describe como “un lugar espacioso, rodeado por un muro,…, donde hay catorce profundas cuevas, muy estrechas por la parte alta, con un solo orificio, de mucha profundidad y cavadas en la misma roca”. Fue conocida esta prisión por los castellanos como corral de cautivos, de cristianos o de Cieza por proceder algunos de dicha población". Justino Antolínez de Burgos, vicario general del Arzobispado también describe estas mazmorras en su obra “Historia eclesiástica de Granada” diciendo que “edificaron algunas torres e trechos, de donde velaban de noche a los cristianos porque no se levantasen o huyesen. Junto a estas torres y mazmorras hicieron unos portales o colgadizos, donde tenían gran cantidad de grillos, esposas y cadenas con que los aherrojaban de noche”. Estas mazmorras consistían pues en un profundo pozo de forma troncocónica, por cuya estrecha embocadura se introduciría o sacaría a los cautivos mediante cuerdas o escalas como se observa en un grabado de Frans Hogenberg perteneciente a la colección “Civitates Urbis Terrarum”. Igualmente, al estar amurallado, no es descabellado pensar que la fortaleza de Torres Bermejas se integrara en este recinto. Como misteriosa podemos calificar la existencia de numerosos pasadizos subterráneos bajo el cercano Carmen de Rodríguez Acosta, que los especialistas relacionan con estos silos, pudiendo ser galerías de comunicación entre las mazmorras.


A parte de estos pasadizos, al otro lado del callejón del Niño del Royo en el que se sitúa la citada fundación, en el Carmen de los Catalanes o Peñapartida, se han hallado varios de estos pozos y dos torreones que pudieran formar parte de las mazmorras. Igualmente, dentro del propio Carmen de los Mártires, Leopoldo Torres Balbás encontró en 1930 una mazmorra de cinco metros de profundidad por diez de diámetro en su fondo y dos en su embocadura. Todo ello viene a corroborar la importancia y extensión de este recinto en el que además se enterraba a aquellos cautivos que morían durante su cautiverio como afirma el propio Munzen y ratifica el carmelita descalzo natural de Granada e historiador fray Francisco de Santa María: “hanse hallado en este corral muchas sepulturas, que conocidamente fueron de cristianos por cruces y otras insignias que junto a los huesos se descubrieron”. Es por ello que tras la toma de la ciudad se denominó esta loma como “Campo de los Mártires” con fama de lugar santo, aspecto en el que ahondaremos en la siguiente entrada dedicada a este tema.

Relieve del retablo mayor de la Capilla Real.
Boabdil entregando las llaves y liberación de cautivos.
Foto: Web de la Capilla Real.

1 comentario:

Selene dijo...

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