martes, 9 de junio de 2009

La Antigua Tarasca de Granada


Al llegar la media mañana del miércoles de feria sale a la luz el secreto mejor guardado de Granada, la Tarasca con todo su populoso cortejo de cabezudos y gigantes en la llamada Pública de las Fiestas, cortejo que también acompaña a la procesión religiosa del día siguiente. Popularmente se ha identificado a la Tarasca como a la mujer-maniquí que encima del dragón nos muestra la moda de la próxima temporada. En realidad se trata de Santa Marta y la Tarasca es el dragón que pisa con sus pies. Esta iconografía nace al sur de Francia, en la localidad de Tarascón donde la leyenda cuenta que una especie de dragón con seis patas de oso, torso de buey, caparazón de tortuga, una escamosa cola acabada en aguijón y una cabeza como la de un león y de desagradable aspecto devastaba el territorio por doquier sin que nadie pudiera hacer nada, hasta que Santa Marta encantó a la bestia con sus plegarias quedando al instante domado el monstruo. A partir de aquí el hecho se extiende por todo el mediterráneo siendo habitual que una figura del dragón con la santa sobre él desfile conjuntamente a la procesión del Corpus Christi en representación del bien venciendo al mal.

En Granada la santa quedó transformada en la mujer que hoy conocemos y que tan querida como odiada, tan elogiada como criticada es por el pueblo granadino. A partir del barroco con la necesidad de inculcar a la población los principios religiosos, la tarasca completaba junto a la decoración efímera y la propia procesión el significado religioso de la fiesta que tenía como fin principal la reverencia al Santísimo Sacramento. Sin embargo, el maniquí que hoy desfila comenzó a hacerlo a finales del siglo XIX sustituyendo a la anterior. En el año 2007 la consejería de cultura de la Junta de Andalucía organizó una serie de exposiciones por toda la geografía andaluza dedicada al barroco, en Málaga titulada "Fiesta y Simulacro" se nos mostró una bella recreación de la tarasca que tuvo Granada durante el barroco. En esta ocasión el monstruo se nos presenta en forma de sierpe de siete cabezas con las fauces abiertas y cola enroscada siendo conducida por la alegoría de la Fe que es representada por una joven mujer con bellos ropajes y sosteniendo el atributo principal de dicha virtud teologal, la Sagrada Forma, representada por una custodia. La mujer se dispone sobre un castillo que la convierte en inconquistable para imponerse sobre el mal. Una crónica de 1760 por Pedro de la Torre nos la describe de la siguiente manera:
"Agigantado serpentón con siete cabezas, iguales en su magnitud... que daban a entender los siete vicios. Sobre su lomo de dispuso la figura de la fé, con cintas de diversos colores que terminaban en las bocas de aquellos feroces brutos y en la otra una custodia, explicando en esto el triunfo y el poder de Cristo Sacramentado"
Otra muestra de la magnitud e importancia que tiene y ha tenido esta celebración en Granada.

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