En esta fotografía podemos ver precisamente como era el adorno de la plaza con motivo del Corpus, fue realizada a finales del siglo XIX por el fotógrafo granadino José García Ayola. Sobresale el gigantesco altar con forma de tabernáculo, llega a superar en altura a los edificios de la plaza, en cuyo interior aparece la custodia rodeado de figuras angelicales y grandes candelabros. Es esta una muestra de la extraordinaria arquitectura efímera con la que se engrandecía el paso de la procesión que entonces discurría por el lateral de esta plaza el cual vemos entoldado. Alrededor cuelgan guirnaldas y cestos con flores, las sillas se amontonan esperando el paso del cortejo. El perímetro interior se adorna con gallardetes y laminas pictóricas precursoras de las actuales carocas que desbaratando mitos demuestran que el granadino también tiene sentido del humor. Según el desaparecido cronista de la ciudad, Juan Bustos, “en siglos anteriores se habían traído a la plaza cuadros originales de artistas notables como Bocanegra, Juan de Sevilla o Sánchez Cotán”. En el centro se observa una farola rodeada de un jardín, precursora de la actual fuente. También Washington Irving nos habla en los “Cuentos de la Alhambra” de cómo vivió las celebraciones del Corpus de 1826 en esta plaza. Quedó el hispanista gratamente sorprendido por la muchedumbre que se agolpaba proveniente de los pueblos vecinos para participar de las verbenas y representaciones teatrales y por la grandiosidad y solemnidad de la procesión con la custodia en la que participaban las órdenes religiosas y parroquias con sus mejores ornamentos.
En la actualidad se intentan recuperar algunas de las tradiciones perdidas como la de los altares, gracias en buena medida al interés de las cofradías de la ciudad, que habían caído en el olvido. Poco a poco, aunque no llegando a la monumentalidad de pasados siglos, se van recuperando. Son además una gran aportación ya que el adorno de los mismos se realiza con pequeñas obras de arte guardadas celosamente en los conventos granadinos por lo que supone una oportunidad para contemplar el rico arte conventual que atesoramos. También es de justicia reseñar que este año vecinos y comerciantes han adornado con motivos eucarísticos y festivos algunos escaparates y fachadas en el itinerario de la procesión (pocos la verdad) para contribuir al engrandecimiento de la fiesta.
Las cosas han cambiado, en lo que se refiere al emplazamiento, pero la esencia de la fiesta, sigue estando dentro del granadino desde tiempos inmemoriales, como se demuestra en esta entrada llena de tradición.
ResponderEliminarUn saludo
Cierto, si hay una fiesta que se vive intensamente es esta, pero algunos pensamos que se podria poner mas por parte de todos para que esta semana la ciudad estuviera mas bonita que nunca, lo mismo que nos arreglamos para subir a la feria las casas y calles debieran adornarse igualmente mas de lo que se hace ahora(esto atañe tanto a particulares como instituciones publicas y privadas). Gracias por seguirnos, es mutuo.
ResponderEliminarUn Saludo.
Buen post, estoy de acuerdo contigo aunque no al 100%:)
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