En años anteriores, desde que en 2010 se
celebraran los 400 años de la erección como parroquia de la iglesia de las
Angustias, hemos dedicado una serie de entradas (I, II y III) a conocer mejor
el templo que alberga a la Patrona de Granada en estas fechas en las que se
celebran sus fiestas. Continuamos con esta serie monográfica fijándonos ahora
en la decoración interior del templo, para ello dirigimos nuestra mirada en
primer lugar hacia el púlpito de similares características que el retablo y
camarín ya vistos.
Perseverando en la idea de la antigua hermandad
de los hortelanos de realizar un templo que “hasta el día de hoy no se habrá visto en ninguno de los santuarios de
estos contornos”, se comenzó a labrar a la par que el retablo mayor el púlpito
empleando para ello en sus elementos inferiores, pie y caja, la piedra caliza
roja de la subbética taraceada con mármol blanco de la sierra de Filabres o de
Macael y piedra negra procedente de Sierra Nevada. Por la similitud de trazas y
fecha de ejecución, una cartela en el propio púlpito refiere que fue donado por
D. Juan Jacinto Palomo en 1738, se ha considerado como obra del mismo autor del
retablo, Marcos Fernández Ralla. En la parte inferior, su pie se presenta
profusamente labrado en piedra roja con incrustaciones en blanco y negro. Sobre
este se sitúa el cuerpo principal en forma de caja hexagonal con la misma combinación de materiales a los
que se añade el alabastro en algunos detalles. En el aparecen, en cuatro de sus
vértices, sendas capillas en las que figuran las imágenes de los evangelistas
talladas en alabastro mientras que en los lados del hexágono aparecen cuatro medallones de los que dos representan
el símbolo de la Virgen, el corazón, y los otros dos son motivos vegetales. Se
accede al púlpito por unas escaleras con barandilla o antepecho también tallado
en la misma piedra cordobesa.
Sobre la caja se alzan el respaldo, en el que
aparece un crucifijo, y el tornavoz tallados en madera y dorados para aligerar
su peso. Hubiera sido imposible que resistieran de haber sido labrados en
piedra. Presenta el tornavoz la misma forma que la caja, apareciendo volado en
cinco de sus seis lados. Lo componen una moldura en todo su perímetro con
caídas a imitación de telas, sobre este aparecen cuatro arbotantes con formas
vegetales que se unen en la parte superior rematada por un angelote. Este
púlpito vino a sustituir a otro anterior que fue vendido a la parroquia de San
Ildefonso según consta en los archivos de la curia granadina.
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