martes, 2 de junio de 2009

El Castillo del Granado. La Primera Alcazaba de la Ciudad

Durante los primeros siglos de dominación musulmana en nuestro país, la capital de la Cora de Elvira y principal ciudad de la zona es Madinat Ilbira situada en la faldas de la sierra que le da nombre. Mientras tanto un pequeño grupo de población se asienta en la antigua ciudad de Iliberri, en lo más alto de la colina que actualmente ocupa el barrio albaicinero. A partir de este pequeño núcleo se irá formando y ampliando la ciudad, sobre todo tras la destrucción de Madinat Ilbira, hasta convertirse en la nueva capital del reino e iniciar una de las etapas más sobresalientes de cuantas haya vivido en su historia la ciudad de Granada. A raíz de este rápido crecimiento de la población es necesario la construcción de distintos recintos defensivos que poco a poco irán aumentando en su número con diversas fortalezas y cercas de murallas. La que nos ocupa en esta ocasión es la más antigua de Granada, construida entre los siglos VIII y X posiblemente aprovechando restos de otras construcciones de la misma funcionalidad levantados en época ibero-romana. El nombre que toma esta alcazaba posiblemente sea el origen del nombre de la propia ciudad, los árabes la llamaban Hizna Roman que quiere decir Castillo del Granado ya que al parecer existía este frutal en su interior. Muy poco es lo que queda de este primer reducto defensivo si bien lo que todavía hoy se levanta ha sido muy transformado y reutilizado en épocas posteriores. A continuación recorreremos las calles en donde se situaba la alcazaba y por donde transcurría la primera cerca amurallada de la primitiva ciudad árabe.

Comenzaremos este recorrido en la calleja de San Cecilio donde se sitúa una de las puertas de castillo, la Bab Qastar (la puerta del castro o de Hizna Roman). Flanqueada por dos torreones el interior de la puerta fue tapiado por su cara norte para transformarla en una capilla, además de añadirle una espadaña sobre uno de las torres. La capilla fue construida en 1752 en honor de San Cecilio ya que según cuenta la tradición aquí estuvo prisionero el santo con sus once compañeros antes de ser ejecutado en los hornos del monte Ilipulitano hoy conocido como Sacromonte.





Continuamos hacia la plaza del Cementerio de San Nicolás, aquí la muralla transcurre dentro de propiedades privadas recibiendo estas casas el nombre de Cármenes de los Torreones. Hasta tres son las torres que se levantan en su interior. Una de ellas se puede observar desde el callejón de la charca a pesar de estar muy cubierta de una espesa capa de yedra, lo cual no debe resultar muy beneficioso para su conservación.



Bajando esta calleja llegamos hasta la Placeta de la Charca donde nos encontramos otro torreón con unas considerables proporciones, adosada a una vivienda y muy reconstruido en época reciente. Como no podía ser de otro forma en este martirizado barrio con la firma de algún “artista” anónimo en sus muros que no debió encontrar mejor lienzo. Desde aquí la muralla debe de servir de muro en diferentes solares, nosotros seguiremos por la calle Horno de San Agustín para llegar hasta el Convento de las Tomasas en cuya esquina encontramos otra torre de considerable altura. Esta enlaza con otra también en el mismo convento que pudo ser una de las entradas al recinto, la Bab al-Bunud (Puerta de los estandartes).



A continuación bajaremos por el carril de San Agustín para adentrarnos en la calle Guinea, aquí empotrado en las viviendas de la calle nos encontramos con otro torreón que como particularidad presente restos de su enlucido original. Desde aquí la muralla debía dirigirse por las calles Aljibe del Trillo y Muladar de Doña Sancha para hacer un ángulo recto en el callejón de la Tiña y volver a subir la colina, en esta zona solo se pudieron descubrir los arranques de los muros bajo las edificaciones existentes.



Llegaremos a continuación al nuevo parque junto al Monasterio de Santa Isabel la Real, aquí podremos observar algunos restos de muros que se descubrieron durante la obra y han quedado al aire libre. Desde aquí la muralla seguiría en línea recta en dirección al denominado Carmen de la Muralla donde haciendo otro ángulo recto se dirigiría paralela a la muralla posterior levantada en época zirí y que todavía hoy se conserva. Nosotros desde el parque antes mencionado nos encaminaremos hasta la calle aljibe de la gitana para desembocar en la Placeta de las Minas donde nos encontraremos con el último destino en este paseo, a pocos metros de donde lo comenzamos. Junto a la Puerta de las Pesas observamos otra torre que perteneció a este recinto, su interior estaba hueco ya que se utilizaba como vivienda quedando su fachada sur abierta. Desafortunadamente fue cerrada en una restauración acometida en 1982 mediante un enfoscado de cemento que la dejó con el triste aspecto actual nada acorde con la concepción original de la misma.


Dentro de este círculo que hemos descrito se ubicaba el primer asentamiento, el génesis de una ciudad que a lo largo de los siglos fue expandiéndose por la colina albayzinera y las adyacentes a medida que aumentaba su importancia dentro de Al-Andalus. Por ello ésta cerca se quedará inútil y habrá que construir otras según vaya creciendo la urbe, de ellas hablaremos más adelante.

1 comentario:

Tinta Verde dijo...

extraordinario paseo granadino. Un placer poder leer artículos tan interesantes. Gracias por tus esfuerzos.