Pocos años pasarían tras la exclaustración de la orden para que el convento junto a sus huertas tomaran un aspecto ruinoso debido al abandono y el depuesto de sus materiales. Tras varias subastas del edificio y de las tierras, en 1842 fue adquirido por Francisco López Castaños quien acometería la demolición del edificio dejando solo el antiguo noviciado. Otra subasta le haría propietario a Don Carlos Manuel Calderón y Molina en 1851. Este general carlista transformaría por completo el lugar, demoliendo el noviciado y construyendo una residencia propia. La casa se ubicaba en la zona con mejores vistas, sobria por fuera pero muy ornamentada en el interior. A su alrededor, un anillo de historicistas jardines se situaban a distintas cotas resultantes de la demolición del convento. Solo quedaba en pie el acueducto que seguía ejerciendo su función trayendo las aguas del Generalife. A lo largo de las tres generaciones de Calderón que habitaron el carmen, se fue configurando una colección de fascinantes jardines de diferentes procedencias sobre todo siguiendo la influencia francesa e inglesa a imitación de los jardines de los grandes palacios europeos. El diseñador del jardín culminó el conjunto con un gran lago construido en la parte más alta del carmen. Parece ser que la familia Calderón tenía relación con la masonería dejando a través de su jardinero, un especialista francés llamado Juan Giraid, algunos elementos y símbolos relacionados con la logia. En 1896 fue adquirido por el belga Humberto Meersmans quien ya conocía la casa de su amigo el general Calderón. Este enriqueció el exterior del palacete colocando molduras, balaustradas, columnas, cambió la puerta por una procedente de la Casa de la Inquisición y colocó una cubierta del siglo XVII sobre la escalera principal además de inundar el interior con numerosas obras de arte.
Habrá que esperar hasta 1930 para que el carmen tuviese otro propietario, el duque del Infantado quién hizo algunos arreglos hidráulicos en los jardines y construyó el patio nazarí actual. En 1953, con el siguiente heredero, pasará el carmen a manos del ayuntamiento mediante un curioso pacto. Sor Cristina de la Cruz y Arteaga, hija del duque del Infantado, era en aquel año priora del jerónimo convento de Santa Paula de Sevilla. Llegó a un acuerdo con el alcalde de Granada Don Manuel Sola en el que le cedía a la ciudad el carmen a cambio de que las religiosas jerónimas abandonasen el ruinoso convento de Santa Paula para instalarse en el monasterio de San Jerónimo que hasta entonces era utilizado como cuartel de caballería. Tras esto el carmen fue abierto hasta nuestros días para que pueda ser visitado con la excepción del año 1973 cuando sufrió su último atentado. Fruto de la especulación urbanística, tanto el palacete como los jardines sufrieron numerosos destrozos al intentar construir sobre él un hotel. Finalmente fue restaurado por el ayuntamiento para dejarlo tal y como lo vemos hoy. A lo largo de estas cuatro entregas hemos repasado la historia y vicisitudes de este rincón de la ciudad. No queremos terminar sin una breve descripción de los distintos espacios que configuran el carmen en la actualidad.
Sobre este jardín se sitúa el lago con su isla a la que subiremos desde el palacete mientras contemplamos las maravillosas vistas de la sierra. El lago es la parte que menos transformaciones ha sufrido, fue construido sobre la antigua alberca del convento que a su vez estaba posiblemente sobre otra más antigua. Tiene forma de L mirando una punta hacia la vega y otra hacia la sierra. Todo el estanque está rodeado de árboles y arbustos aislándolo de los otros jardines. Dentro de la isla podemos encontrar un sinfín de especies botánicas como madroños, bambúes, cedros, palmeras,… y en especial una curiosa especie llamado árbol de las pelucas llamado así por las formas plumosas de las frutas, además también hay un embarcadero y una imitación de una torre derruida. Junto al lago se sitúa el jardín francés que se alza sobre los muros de la antigua iglesia. Su estilo es versallesco, alargado con una ancha fuente en el centro rodeado de ocho escultura de simbología mitológica. En cuanto a la flora es el jardín que más se ha transformado ya que los pequeños magnolios originales han crecido además de que se han plantado distintas especies sobre la idea original. Terminaremos nuestro paseo dirigiendonos hacia el cedro de San Juan de la Cruz atravasenado las antiguas huertas del convento recuperadas por parte de la escuela-taller que en el carmen se ubica y que además es la encargada de mantener la diversidad de fauna y flora que inunda este pequeño paraíso.
Muy interesante. Enhorabuena
ResponderEliminarTenéis un blog muy interesante sobre Granada.
ResponderEliminarPor aquí os remito este modesto blog:
http://granadas-en-granada.blogspot.com/
Saludos, errece.
Holla su espacio online es muy hermoso,es la tercera vez que vi tu pagina, buen espacio!
ResponderEliminarhasta
magnifico blog y magnificos los reportajes!! saludos
ResponderEliminarmayte