domingo, 21 de marzo de 2010

Un Castillo convertido en una Plaza


Dentro de la comarca de Alhama, en el término municipal de Chimeneas, se localiza la pequeña localidad de Castillo de Tajarja cuya plaza principal se levanta sobre el mismo trazado donde estuvo ubicada la fortaleza del lugar, importante bastión defensivo del reino musulmán del cual todavía persisten hoy sus arcos de entrada que junto a la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Paz y la llamada Casa del Castillo configuran un pintoresco espacio lleno de historia.

 La construcción de la fortaleza, se remonta como hemos indicado a época de dominación árabe quienes la situaron en una alquería llamada Tayata al-Yabal, Tájar del Monte, ubicada sobre un promontorio de 800 metros de altitud que domina toda la extensión de la vega granadina con su río Genil, el temple, y toda la ladera sur de Parapanda con todos los pueblos que en ella se sitúa (Illora, Alomartes, Tocón,…). Fue una importantísima plaza durante la guerra de Granada ya  que tras haber sido tomada la ciudad de Alhama por los cristianos en 1482 fue el castillo de Tajarja la fortaleza árabe más cercana a dicha ciudad. Por ello era una necesidad la rápida toma de esta villa por ser constante el bloqueo de abastecimiento que a la recién conquistada ciudad llegaba desde Castilla. La toma de Tajarja sucede mientras Boabdil está prisionero tras la fallida contienda en Lucena, al encontrarse la reina Isabel ausente  no consideró licito el rey Fernando continuar con las negociaciones para la liberación de Boabdil, por lo que con ese pretexto se dispuso a entrar en la Vega con la intención de talar y devastar toda la región. En Junio de 1483, el ejército al mando de Fernando el Católico entra por Illora asolando montes, sementeras y caseríos destrozando toda la comarca que preside las faldas de Parapanda. Desde aquí, la hueste se dirigió arrasando con todo lo que se encontraban hacía Tajara para tomar esta fortaleza          que tantos problemas había dado a la ciudad vecina de Alhama. Fue una difícil contienda en la que pelearon los grandes caballeros protagonistas de esta historia, el marqués de Cádiz, el duque de Nájera, el conde de Tendilla o el propio Gonzalo Fernández de Córdoba que a punto estuvo de perecer cuando él con su gente minaba el muro del castillo. Una vez terminado el asedio, el Rey Fernando mandó desmantelar los muros y asolar la villa no quedando ni rastro de quienes la habían ocupado y nombrando a Iñigo López de Mendoza, el conde de Tendilla,  como dueño de estas tierras devastada.

Una vez acabada la guerra los Reyes Católicos nombraron como Alcaide de la Alhambra al conde de Tendilla quedando de esta manera las tierras de Tajarja y Agrón bajo la jurisdicción de la ciudad alhambreña. Aunque estas tierras fueran simplemente eso, tierras sin población  ya que  Tajarja no seria  repoblado por cristianos provenientes de Andalucía y Castilla como en otros pueblos de alrededor. Únicamente os restos de la antigua fortaleza fueron aprovechados para construir una residencia veraniega del linaje Mondejar, descendiente del condado de Tendilla y como este ligado a la alcaldía de la Alhambra. A partir del siglo XVIII es cuando empiezan a llegar campesinos a la población naciendo esta a partir de la posible plaza de armas de la antigua fortaleza que quedó configurado como centro de Castillo de Tajarja.

Armas de los Mondejar

De los restos originarios de la fortaleza árabe, que al parecer tenia planta trapezoidal, solo se conservan dos lienzos de muro en los que se ubican sendas puertas con forma de arco de herradura. Dichos lienzos aparecen almenados con cinco merlones cada uno. A un lado queda la casa de los señores llamada por los lugareños como Casa del Castillo la cual se incluye dentro de la fortaleza. La hermosa fachada principal de la casa debía corresponder con la muralla de la fortaleza disponiendo esta fachada con otro arco de herradura posterior a los anteriores. Al otro lado de la plaza  se ubica la Parroquia de la localidad construida a principios del siglo XX. Pero sin duda la vistosidad del lugar de lo dan sus anaranjados arcos, aparentando ser mas bajos de lo normal por la subida del pavimento y al ser mutilados para el paso de vehículos.

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